Nuestra convicción es que la cárcel puede ser sólo un episodio más en la vida de la persona. La capacidad y la fortaleza del ser humano hacen posible que las personas cambien.
Nuestra tarea consiste en identificar el problema existencial que indujo a la persona a delinquir y trabajar desde un marco terapéutico-educativo para lograr que recupere su autonomía, su sentido de la responsabilidad y su capacidad de tomar decisiones y volver a ser miembro activo de la sociedad.
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